Curiosa baja calidad académica de los textos contrarios a los principios de la masonería. Algunas de estas obras resultan, al menos, manuales de apologética del magisterio pontificio previo a las reformas del Concilio vaticano II. Otras se alinean con torrenteras de pensamiento filo-fascista o nacionalista vernáculo.
El léxico suele denunciar el prelado de los argumentos ad-hominem por sobre los razonamientos eruditos. Además, se presenta pirotécnico y cargado de impotencias y agresividad propiamente anales.
Acaban convirtiéndose en panfletos melindrosos y operan un efecto paradójico. Se exhiben con trazos leves e intolerantes, y parecen escritos por acólitos de los maestros ocultos del Vaticano o de los Servicios de Inteligencia gibelinos.
Contra ellos proponemos algunas hipótesis de trabajo:
¿Acaso el nacionalsocialismo alemán no fue un movimiento alentado y financiado por las logias?
¿Acaso la Iglesia Católica Apostólica Romana, antes y después del Conclio Vaticano II, no es una institución de corte iniciático babilónico discreto?
¿Son las bulas o encíclicas papales ( Humanun Genus de León XIII, por ejemplo ) que declaran la incompatibilidad de Iglesia y Masonería razón suficiente para sentar el axioma de la disonancia raigal entre ambas corrientes de pensamiento?
¿No es probable una degradación, y consiguiente pérdida de los ideales humanitarios, de la Masonería a partir del año 1717?
¿No cabe una investigación jurídico constitucional profunda acerca de las consecuencias civiles que conlleva la existencia de sociedades o grupos herméticos cuyos miembros juramentan fidelidad mutua por sobre la sumisión pública a las leyes?
¿Están en conocimiento los grados menores de los objetivos oligárquicos de los grados mayores?
¿Es verosímil suponer que los illuminati han conquistado los altos escalafones de las logias y les han torcido su rumbo?
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