martes, 21 de junio de 2011

David Icke: Una Cosmovisión Estructuralmente Coherente


Las conferencias de David Icke son épicas y coherentes. Recordemos la definición de la verdad como coherencia interna o morfológica que da el filósofo Otto Neurath. En este sentido, no hemos visto una exposición más sustentable y al mismo tiempo abrupta —"lo brusco" viene a suceder o a suplantar a "lo revelado"— de la conspiración illuminati que la de Icke. Ella vertebra un torbellino de datos, les confiere una teleología o convergencia rítmicas al mismo tiempo que les propone un origen solidario y consonante. 
Cavilando...

¿Es ineludible la apelación al argumento de las razas alienígenas para justificar la falta de empatía de la élite? ¿Qué mueve al mal? ¿Hay un satanismo decadente, el del mal por el mal mismo? ¿De qué otras inquietantes hipótesis es eufemismo la teoría reptílica? ¿Hace declinar la denuncia anti-capitalista hacia la inmadurez, la tesis "marciana"? ¿Cómo compatibilizar el mensaje neo-acuariano de la energía (de Icke) con la militancia anti illuminati? ¿Cuánto de culto personal hay en la elección de la simbología de Icke? Si la cosmovisión de David Icke es mero corolario de una visión esquizoide particular, ¿por qué engarza entonces con tanta fluidez las distintas corrientes informativas? Después del anarquismo epistemolgico de Paul Feyerabend, ¿con qué argumento solvente es dable repulsar el relato historiográfico de Icke?

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