jueves, 16 de junio de 2011

El Aura del Objeto Estético en Disonancia con el Constructivismo Radical

La realidad ha sido consensuada como racimo de objetos. Desde la "Crítica de la Razón Pura" de Kant, el opuesto, la cosa, lo concreto, lo fijo, lo sólido o el nodo, ha sido quebrado. La ciencia renuncia a lo visceral, a lo cóncavo, a lo semántico, a lo umbrío, a lo íntegro, y hace su opción por lo fenomenológico.

Jean Piaget acentúa el problema de la partición cósmica en fenómeno y "cosa en sí", al narrar al objeto como construcción psíquica evolutiva. El objeto existe en tanto que es erigido o hecho por el sujeto como región o zona no transparente, como coto o coordenada estable.

Paul Watzlawick amplifica la epistemología genética llevándola hasta sus límites gnoseológicos: el constructivismo radical. No hay cosas, no hay "ahí"; la realidad es imaginaria, por tanto: discrecional.

Paul Watzlawick
Jean Piaget
A esta tendencia óntica responde un concepto de Walter Benjamin ("La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica"). Allí se postula al objeto artístico como unívoco e irrepetible. El clon, la fotografía, la imagen de un objeto, ya no lo son. La imagen de una obra estética deja de ser irrepetible, pierde el aura.

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